Pasámos Página
Hay que saber pasar página, así que…¡Lo siento, pero no habrá SME2018!
Llevo días intentando preparar este post… y no lo logro. Quería explicar al mundo entero lo que para mí fue el sueño del “Salón MiEmpresa”, cómo nació en plena crisis y cómo gracias al empuje de unos valientes logramos a pesar de muchas dificultades convertirlo en el mayor evento para emprendedores y pymes en España. Podría buscar muchas excusas fáciles del por qué nunca hemos logrado desde mi punto de vista consolidarlo del todo, criticando a los políticos de turno y sus falsos discursos, de lo duro que es no tener “enchufes” en grandes compañías o de cómo les cuesta entender el mundo de las pymes y colaborar con emprendedores, de cómo nos peleábamos para equilibrar las cuentas y de repente te vienes abajo año tras año porque unos sinvergüenzas te roban material continuamente durante el evento y ponen en peligro su supervivencia, de lo duro que es pasar de un modelo gratis a que los asistentes acepten pagar al menos unos 20 euros para poder mejorar la calidad del Salón,…y podría seguir así con muchas excusas que no sirven para nada (¡al trabajo se viene llorado!). En efecto, la cruda realidad es que nunca logramos realmente alcanzar la facturación necesaria para hacerlo en condiciones óptimas tal y como yo lo tenía en mi cabeza (y eso que varios años superamos el medio millón de facturación solo con el Salón MiEmpresa), y eso es el único fallo real cuya responsabilidad me cae encima y que nos has llevado a desmoralizarnos y decidir dejar de hacer este evento.
Probablemente he pecado de ambición al inicio y no he sabido reconvertir el evento a tiempo para redimensionarlo y hacerlo más modesto pero mucho más rentable. Cuando ves que algunos eventos como Ficod o BizBarcelona han gozado de más de 2-3 millones de euros para realizarse (es mucho más fácil financiar un evento cuando lo promueve el mundo político), pretender alcanzar el millón de euros para poder montar el Salón de tus sueños no parecía tan descabezado. Al final, llevo años quejándome porque nunca he logrado hacerlo a mi gusto (se inspiraba del famoso “Salón des Entrepreneurs” francés cuyas magnitudes son increíbles) pero la culpa es mía por no haber sido capaz de convencer a nuestros clientes de apostar más fuerte, de convencer a los asistentes que pagando el evento iba a mejorar drásticamente, etc. Al final, nunca alcancé ofrecer a los visitantes la utilidad que pretendíamos (con zonas de asesoramiento individuales realmente útiles, fomentando una colaboración real, con empresas de verdad implicadas en el porvenir de las pymes y queriendo apoyar realmente a los emprendedores, con ponentes internacionales cuyos testimonios eran clave…), y toda esta frustración acumulada ha hecho que poco a poco me desilusione de la meta inicial y del porvenir del evento.
Mantener más años un evento que no logra alcanzar realmente la utilidad que querías darle ya no tiene sentido, y más cuando no eres capaz de agrupar suficientes actores comprometidos de verdad (cuando te falla la motivación de los inicios, es complicado contagiar a tu entorno y escalar el producto). Satisfacer a unos 15.000 emprendedores que acuden cada año al evento es una tarea ardua, y cuando sabes dónde fallas pero no tienes los medios para corregirlo, y además te falta la motivación entonces es mejor dar el pase. Por otra parte, el mundo del emprendimiento ha evolucionado mucho estos últimos años (desgraciadamente, estamos observando que hay más “postureo” que nunca), y aunque no es tan fácil distinguir el grano de la paja, existe hoy en día tanta oferta de formación, masters, incubadoras, eventos… que ya no creemos que un evento como el nuestro sea tan necesario como pretendíamos que lo fuera hace 9 años cuando en la época muchos valientes se lanzaban a la aventura de emprender por necesidad más bien que por vocación, y queríamos aportarles algo para ayudarles en este difícil camino.
Muchas de las personas con las que he hablado estos últimos días me han sugerido dar algunos consejos para que otros no comentan los mismos errores, o hacer balance de lo que hemos hecho bien y dónde hemos fallado, de lo duro que habían sido estos años, del por qué no había aprovechado 2 veces la oportunidad de vender la compañía y por qué, a pesar de haber anunciado la IX edición hace unos meses y tener ya firmados patrocinios y clientes decidía abandonar el barco…
Al final, como he dicho antes, las excusas no sirven para nada, y no creo que un post sea suficiente para resumir bien la trayectoria del evento, de cómo hemos llegado a esta decisión, en la cual se han mezclado muchos factores: mucho cansancio y desgaste, frustración, miedos, problemas económicos, etc. No soy muy de dar consejos, pero la tarea del emprendedor no es fácil (nunca me cansaré de decirlo y el que diga lo contrario miente), y dado que el camino es muy duro, si no estás al 100% con un mental optimista y con las ganas, creo que es mejor dejarlo y recuperarte.
Como dijo mi amigo Javier Megias en uno de sus posts recientes hablando de la zona gris, “hay que asumir con valentía la realidad y dejar de desperdiciar nuestros recursos y tiempo en algo que no funciona”. En nuestro caso, no es tanto que el Salón MiEmpresa no funcionaba económicamente, sino que para mi no he logrado alcanzar el hito que me había marcado hace años (y en esta parte me siento culpable y reconozco haber fracasado a la hora de alcanzar la meta que me había fijado), y creo que cuando ya no existe esta pasión y voluntad que te permite mover montañas, es hora de hacer balance y asumir las consecuencias y saber retirarse a tiempo.
No puedo ni quiero hacerlo sin dar las gracias a todos los profesionales que me han acompañado y respaldado durante estos casi 10 años, y aunque puede parecer muy impersonal, no voy a nombrar a ninguno dado que tendría que hacerlo con centenares de personas y temo olvidarme de muchos. Primero, a todos los con quién he tenido el placer de colaborar de manera directa y que me han ayudado a hacer realidad este sueño, he gozado trabajando en equipo con algunos profesionales increíbles, que han sacrificado mucho para dar año tras año lo mejor de ellos mismos, y no me cabe duda de que sabrán afrontar nuevos retos donde desarrollar su inmenso talento. Segundo, a todos nuestros proveedores (más de 200 personas trabajan cada año en el día de montaje y los dos días que dura el Salón) y cómo no a todos nuestros clientes, y muy especialmente a nuestros patrocinadores, expositores, colaboradores que han confiado en nosotros y nos han permitido hacer este gran evento año tras año. Y por último, agradecer de todo corazón a los más de 1.500 ponentes expertos que han participado de manera desinteresada a lo largo de estos años en las distintas ediciones, y que han permitido que más de 80.000 emprendedores y pymes disfrutasen con su know-how y mejorasen en su día a día.
Montar el Salón MiEmpresa ha sido una experiencia maravillosa, con sus altos y sus bajos, sus alegrías y sus momentos complejos.. así es la montaña rusa del emprendedor. Por mi parte me quedo con la suerte que he tenido de conocer a una gran cantidad de profesionales increíbles con quienes he podido colaborar, y espero mantener el contacto con muchos de ellos en el futuro. Ahora toca digerir esta decisión, que no ha sido nada fácil, e intentar recargar las pilas para volver algún día a empezar un nuevo proyecto, pero con la motivación y el compromiso que se necesita todos los días para avanzar. Tocará aplicar el claim que habíamos elegido para este año: ¡Back to Basics! 😉
¡Ánimo en vuestras aventuras empresariales!
Seb.
617 35 77 44